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"... y cuando uno va así corriendo por las largas calles, entonces uno, por esa noche, se ha separado completamente de su familia, que se va escurriendo hacia la insustancialidad, mientras uno, completamente denso, negro de tan preciso, golpeándose los muslos por detrás, se yergue en su verdadera estatura" *Kafka, El Paseo Repentino.

Pensamientos profundos antes de irse a dormir - parte 1:

1. Estaba en el baño meditando (!) sobre las ventajas de comprarse un perro. Una de ellas es que teniendo un can, tendrá uno también a quien echarle la culpa después de tirarse un pedo. 2. (El que sigue no es necesariamente un pensamiento profundo, pero me causó -y debe ser influencia de tanto haber leido Mafalda de chica): como mi jornada laboral empieza a diferentes horarios cada día, todavía no me acostumbro a ellos ni los recuerdo del todo. Ergo, tengo el horario pegado en la heladera. Al salir del baño, me fijo mi horario y pienso: "¿mañana a qué hora tengo adultez?"

Dustin to Dustin, tears to tears...

1. Me encuentro con un simpático y emotivo video en donde Dustin Hoffman se emociona por cómo la sociedad, basándose en parámetros arbitrarios de belleza, prejuzga a la mujer según su apariencia: https://www.youtube.com/watch?v=xPAat-T1uhE 2. Pienso, “qué lindo eres, Hoffman, te quiero”. 3. Me dan ganas de ver otras entrevistas a este gran actor. Encuentro la del Actor's Studio (http://www.youtube.com/watch?v=brYf9HanYME) y observo que, a los dos minutos de comenzada la entrevista, Hoffman se pone a llorar. 4. Me quedo pensando: ¿Es Dustin Hoffman un defensor de los derechos de la mujer o simplemente le andan mal los lagrimales?

Todo se rompe

Esta vez, voy a guardarme para mí todas las emociones que este momento me provoca. Lo que sí elijo compartir con ustedes es el fruto de una conexión que trasciende el espacio y el tiempo. Mi amigo, mi hermano Mariano (el Combo) me regala esta canción, que fue inspirada en él por leer este blog (más importante aún, por la idea de este blog ). Voy a seguir haciendo que todo ese amor fluya posteándola en este espacio. Quien quiera oír, que oiga, aquí .

Como abrazar a los sabios

Lo primero que ella vio fueron sus pies, abrigados con medias gruesas azules y alpargatas negras. El pie izquierdo adelante guiaba al derecho torcido hacia afuera. Entonces, con una mano hinchada, agarraba fuerte el bastón para ayudarse y así avanzaba por la calle que empezaba a hacerse cada vez más empinada. Cada cinco pasitos, el viejo paraba para tomar aire. Cada tres pasitos. Cada dos. Ahora se apoyaba en el paredón y miraba un punto fijo a lo lejos, mientras recuperaba el aliento. —¿Quiere que lo ayude? —le preguntó ella, extendiendo el brazo derecho para que él se agarre. La mano del viejo le agarró el brazo y le dio unas palmaditas. —Querida, agradezco tu espíritu solidario, pero tenés que entender que esto es un tema conmigo mismo. —La mano de las palmaditas ahora rebotaba contra el pecho del viejo. Sin dejar de agarrarse, el viejo siguió, con una cadencia lenta y constante, y con el tono y la voz que poseen sólo los sabios: —Sabés, yo soy de Buenos Aires.

Capaiti

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Tenía algo así como tres años, supongo. Mi padre se tiraba en el piso boca arriba y yo me paraba en sus rodillas haciendo equilibrio. Él me agarraba de los tobillos y yo ponía las piernas rectas sin doblar ni un poquito las rodillas mientras él me levantaba de a poco en el aire.  En una de estas pruebas de acrobacia que tanto me divertían, elevada en ese espacio y observando un punto fijo desde esas grandes alturas,  actuó mi cacique interior. Estiré el brazo hacia adelante, puse la manito con los dedos juntos y apretados y, con voz grave de cacique (bah, o todo lo grave que puede poner la voz una piba de esa edad), dije: CAPAITI. En ese momento surgía el indio Capaiti, mi alter ego de niña cacique.
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"un viento débil lleno de rostros doblados que recorto en forma de objetos que amar"

miedo al amor y a las montañas rusas...

Mimo dice:   ella le tiene miedo al amor y a las montañas rusas o sea un embole Hace poco conocí a alguien que le tiene miedo al amor y a las montañas rusas. Por un tiempo lo hechicé y se subió conmigo a una alfombra invisible voladora, de esas que son impulsadas por la felicidad y el vértigo de los amores viscerales. De pronto se volvió a acordar de los miedos. Y cada uno se bajó y re-emprendió su camino. Qué lindo que haya mucha gente que quiera vivir sintiendo como Mimo y como yo. Yo estoy contenta de ser así aunque me haya quedado el corazoncito un poco aplastado. Ya se va a reacomodar la bomba hidráulica, y quedará mulludita y lista para que otro volador aventurero la mastique sin piedad.