Richard Strauss strikes back
Camino por Villa Crespo con un poco de miedo a perderme. Hasta que aparezco en la puerta del supermercado. Sólo basta con pararme en la puerta medio segundo. Ya sé dónde estoy, porque sé dónde estaba hace un año, de la mano de aquel novio, yendo a cocinar para aquella gente a la casa. Es increíble cómo todo es igual: las baldosas rotas, las sombras en la vereda, las ráfagas de frío en los mismos lugares (y más por acá, cuando te acercás a las torres). Esta vez, camino por la vereda de enfrente. Aunque cuando paso justo frente al PH no puedo evitarlo, y miro hacia adentro. Sin dejar de caminar, sigo mirando. Estoy segura de que si empujara la puerta de calle, aún hoy seguiría sin llave. Y el pasillo sigue sin luces. Puedo ver todo igual por adentro. No veo, pero lo proyecto en mi cabeza. Soy yo entrando, y golpeando la puerta hasta que la perra del vecino de atrás ladra y alguien escucha y me abre. Una sensación encontrada me invade, el calor de volver a lo conocido y la tristeza por lo...