Nieve y fuego

“Una cosa es que te maten directamente,
Y otra que te aturdan”


Una mañana de domingo, nieve. En short y bata, bajo a la cocina. Pongo un disco, me hago un mate. Miro por la ventana: nieva. Estoy cansada, esto de tener que irme y no conseguir alquiler me saca el sueño, me aturde. Mientras me hago unos panqueques de banana, canto para distraerme del aturdimiento de no saber a dónde voy a vivir. Pongo a lavar ropa. Miro afuera: nieva. Nieva y ellos, turistas gorditos de camperas compradas especialmente, se acercan. Suben desde la calle a mi jardín, trepando el camino como zombies guiados por sus selfies. Comienza (o sigue) el aturdimiento. 

El señor turista pretende no escuchar mis golpes en el vidrio de la cocina y sigue sacando fotos. Le grito “¡estás en mi casa, loco!”. Gira su mirada atontada hacia mí y, como nene que no quiere bajar de la calesita, grita “¡un segundo más!”. Lo que aturdía, crece. Crece y sube.

Afuera, nieve. Adentro, fuego. Fuego me sube por los pies y, cuando veo las poses de la chica turista con mi casa detrás, fvvbooom, el fuego reborbotonea en el estómago y me impulsa a salir así, en shorts y en crocs y en bata. Y, en fuego, repito: “¡están en mi casa, loco!”. Afortunadamente, al parecer rompí con la estética Disney que buscaban porque dejaron de sacar fotos. El señor sin niñez, la modelo y las tres amiguitas de abrigos gordos y gorritos de lana coloridos emprendieron su retirada.

Una mañana de domingo, fuego.

Y con ese fuego entré y empecé a limpiar la casa. Como Inés en La  vida hacia adelante, limpié limpié limpié. Limpié hasta que me caí de la escalera (aunque con mucha elegancia y destreza, destreza sobre todo). Entonces decidí cortar el fuego y salí a caminar - a la nieve, con los perros.

En el camino, otros zombies de abrigos gordos brillantes pararon a sacarle foto a mis perros. 

Por suerte, después de eso fui a ver esta obra, La Vida Hacia Adelante. En nuestras cubeteras, a algunos nos aturde la propiedad privada; a otros los aturde el ego. A algunos nos aturde el miedo; a otros, el amor. A mí me gusta pensar que lo que aturde, sacude, que si estamos despiertos, en el aturdimiento se nos sacuden seguro las chispas de un fuego que estaba moribundo. A veces, el aturdimiento es el tránsito entre el hielo y el fuego.

Que viva el teatro, que mientras esté, habrá fuego.

Gracias @BacoCompaniaTeatral


Comentarios

  1. amada nieta mia. mi primer nieta. te amo tanto asi tambien como admiro tu forma de expresarte

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