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Nieve y fuego

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“Una cosa es que te maten directamente, Y otra que te aturdan” Una mañana de domingo, nieve. En short y bata, bajo a la cocina. Pongo un disco, me hago un mate. Miro por la ventana: nieva. Estoy cansada, esto de tener que irme y no conseguir alquiler me saca el sueño, me aturde. Mientras me hago unos panqueques de banana, canto para distraerme del aturdimiento de no saber a dónde voy a vivir. Pongo a lavar ropa. Miro afuera: nieva. Nieva y ellos, turistas gorditos de camperas compradas especialmente, se acercan. Suben desde la calle a mi jardín, trepando el camino como zombies guiados por sus selfies. Comienza (o sigue) el aturdimiento.  El señor turista pretende no escuchar mis golpes en el vidrio de la cocina y sigue sacando fotos. Le grito “¡estás en mi casa, loco!”. Gira su mirada atontada hacia mí y, como nene que no quiere bajar de la calesita, grita “¡un segundo más!”. Lo que aturdía, crece. Crece y sube. Afuera, nieve. Adentro, fuego. Fuego me sube por los pies y, cuando veo l

Los perfumes de Etelvina

Empecé a llevar el presente Blog en el año 2011, con esta entrada . Es decir que fue ya hace más de 7 años y medio que estas hojitas en blanco en la pantalla me desafiaban por primera vez a tirar al universo todas mis pelotudeces escritas. Mejor acá que dejar que  se llenen de humedad en cuadernos que se van enfriando. Bastante tiempo después, en 2016, ya viviendo en Bariloche, viajo. Y creo necesario abrir otro Blog , para ir anotando mi experiencia en el camino. Hoy los dos Blog se mezclan y entonces la niña cacique de mi infancia le comparte una galleta un poco baboseada a Etelvina , el espíritu viajero. Porque, quién te dice, no hacemos más que viajar, a veces hacia adentro, a veces hacia afuera. Los invito a leer sobre los viajes hacia afuera en Etelvina. Y el resto, supongo que seguirá siendo subido por acá, aunque es muy probable que termine otra vez desordenado.
“Tal vez vivir se nos escapa porque la vida pasa y porque morimos. Pero me pregunto: ¿no es el lamento por el carácter efímero de la vida demasiado fácil? ¿No se nos escapará la vida porque no es posible «detener» el tiempo que «vuela», de acuerdo con lo que tanto se ha declamado en la mala poesía? Que nuestras fuerzas flaqueen, que la vida se agote, que apenas al nacer la muerte empiece a trabajar en nosotros, e incluso antes de haber nacido, ¿no es en realidad más inquietante? ¿La vida sería tan insoportable si no cambiáramos a cada instante? Pero si permaneciéramos siempre idénticos, condenados a lo mismo, al «ser», como quisiéramos, fijado (petrificado) en su identidad y sustraído de la muerte, entonces ¿acaso vivir sería vivible , o al menos tolerable?  Sin embargo, la vida no solo se agota, también se estanca. Se estanca entre las paredes de una habitación, en los gestos e incluso en las amistades, absorbida menos por el hábito que por la normalidad. Y entonces ya no nos da
"No supe más nada hasta lo que yo creía la mañana siguiente. Abrí los ojos; seguían fijos en la puerta. Ambas luces estaban encendidas; la de la portátil y la que pendía del techo. No recordaba sueños, no recordaba haber existido; algo enorme y negro me había tragado y ahora, sin poder digerirme, me vomitaba sobre una cama. (...) Saludé elevando dos dedos hasta mi sien, y partí rumbo al restaurante. Era notable cómo había cambiado Penurias en tan poco rato. Habían afirmado las veredas y asfaltado las calles, los pájaros cantaban quintetos de Mozart aunque ya dominaba por completo la oscuridad, y los peatones se habían vuelto amables y cordiales. Me sonreían tiernamente al pasar. Los perros meneaban la cola y los elefantes se quitaban el sombrero y me hacían reverencias. El cielo estaba surcado por fuegos artificiales y por un enorme arco iris brillante; al pie de un extremo, un grupo de enanitos de Walt Disney enterraba apresuradamente una olla repleta de  monedas de oro. El ai

Pan con manteca y azúcar

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Pan con manteca y azúcar. La pava descansa en la estructura de metal con patitas. El mate de loza blanco con dos manijitas pasa, y se ceba con una cucharada de azúcar cada vez. En la radio hay tango y, casi como una travesura, me pedís que ponga otra cosa, como para molestarlo al abuelo. Cantamos algún bolero de Manzanero y me contás de cuando eras piba y tenías que ir a la milonga con tu hermana Haydée, que si no, no te dejaban. Ya empieza a olerse el estofado, ese, el mejor del mundo. Y entre las cortinas anaranjadas entra el solcito de domingo. Galleguita, abuela pirulera, hoy subís a encontrarte con el tano cabeza dura que te recibe feliz. Con vos, se va la receta de las mejores berenjenas al escabeche del sistema solar, y quedan en nuestros corazones todos esos momentos.

La vida por el grunge (The day I tried to live)

1996 Mirás hacia arriba. El cielorraso mantiene las estrellitas fluorescentes, que empiezan a despertar. Se alejan y todo se oscurece. El espiral de Head Down te envuelve y arrastra, hundiéndote en la cama más y más.  Pensás que, cuando aterrices del viaje, por ahí hasta te parás para dar vuelta el cassette y escucharlo de nuevo. 2017 Miércoles/madrugada del jueves Mirás hacia arriba. El techo de tirantes de madera se esconde en la oscuridad. Deben ser como las 4 am, pero mejor no ver la hora en el celu. De la nada, en tu cabeza escuchás el bajo del comienzo de The day I tried to live ¿De dónde salió eso, si no escuchas esa banda hace años? Un par de horas después, rise and shine. En la parada del 50 ya ves todo helado, y cuando te subís, chusmeás el Catedral, que se puso tan flúo como las estrellitas. Entonces pensás, eh!, este va a ser un buen día. Lo confirmás cuando te pones a escuchar Soundgarden y el corazón se te llena de luz amarianaranjada, la misma que emana la bol

El monstruo patagónico ingresa

Outbursts of rage. Storming in. Storming out. Flying chair  and flying cat. Matches, candles  incense, clona. Hard steps coming down the stairs. Old beating heart burst into flames. The monster of the unspoken  arose to squash it all. (Sept 2015)