The brief and not-so-wondrous life of me


“… they would sense him waiting for them on the other side 
and over there he wouldn't be no fatboy or dork or kid no girl had ever loved;
over there he’d be a hero, an avenger. 
Because anything you can dream (he put his hands up) you can be.”

Oscar (paraphrased by Yunior), p. 321-322


Cuando miraba Laberinto de chiquita, yo quería ser Jennifer, sin duda alguna. Se trataba de esa admiración que te generaban ciertos personajes de ficción y te convertían en un niño que jugaba solo en el patio de la casa de su abuela flasheando que era Jem o la sobrina del inspector Gadget -Penny- que tenía a su perro Cerebro y portaba el super libro-computadora y todo el equipamiento SpyTech).

Asi que eso... y ahora que soy grande (*), además de pensar "qué copado ser la minita y hacerme amiga de monstruos peludos que llaman a las rocas”, también pienso “qué copado ser la minita y que Bowie te de besos de lengua y te diga ‘I would be your slave‘ y te ofrezca ser su Perséfone –por más grasa que suene–“ y también pienso “qué copada se puso Jennifer después de esto, le doy”.

Me siento un poco como Oscar Wao. Uy, qué lindo libro. Me voy a poner ya a releerlo mientras, sola solita, como felizmente chocolate.





*sujeto a discusión




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