De la reproducción de la especie y los lectores precoces

Aparta su mirada de la mía y, con desinterés cool, levanta un poquito las cejas y mira algún punto en el aire por encima de mi cabeza.
"Ah, sehm... yo a Juan Pérez lo leía hace mucho, cuando no lo conocía nadie. Ahora se murió y es un autor de culto", dice.
Me entretiene encontrarme con la soberbia irrisoria de quienes se adjudican el descubrimiento de un escritor (o de un músico o artista cualquiera, si del tema se trata).
Escucho sonriente una y otra vez a quienes, con un grito en el cielo, vociferan la celosa declaración de haber llegado a Juan Pérez primero. Me genera ternura ver cómo esos adultos son, en realidad, nenes que cantan apurados ¡Piedra libre para Juan Pérez!... Como si todo aquello los hiciera lectores más meritorios de las palabras de Juan Pérez. Como si Juan Pérez mismo hubiese escrito todas esas páginas especialmente para el lector que canta piedra libre primero, sacando del juego a todos los demás.
Claro, con esto me doy cuenta de que no importa la calidad sino la velocidad del asunto. El espermatozoide más rapidito es el que gana . Y así es como uno trae al mundo hijos mogólicos.

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