"Siempre me fascinó que, cuando me duermo, parecen trabajar dos mentes independientes entre sí, y resuelven problemas distintos; una fabrica sueños, pocas veces maravillosos, a menudo confusos, pero siempre cautivantes; la otra resuelve problemas prácticos. Cuando despierto suelo recordar las imágenes oníricas, con tanta mayor claridad cuanto más interesante, intenso o removedor sea el argumento aglutinante, y es pocos minutos después cuando aparecen los resultados del trabajo de esa otra mente práctica: la resolución para algún viejo o nuevo problema, la aparición de algún detalle significativo omitido en algún asunto importante, cosas así."

*Mario Levrero, Dejen todo en mis manos

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