The Fall (2006) Tarsem Singh
The Fall, de Tarsem Singh
El
pasado miércoles asistí a mi queridísimo Ciclo de Cine Ojo de Pez, en el CCMatienzo.
Sin
leer reseña ni nada por estilo, no sabía con qué me iba a encontrar. Y el
resultado fue una película hermosa, que hoy quiero recomendarles.
Pero
ojo que esta peli no es sólo linda por su fotografía. La historia es impecable.
Pero lo que importa acá aún más que la historia, es cómo está contada.
La
clave está en la narración. Las líneas que dividen los niveles narrativos de
este relato se desdibujan a medida que avanza la película. La historia
principal (¿principal?), en donde el protagonista y una nena se conocen en un
hospital, los dos después de haberse caído (de ahí, el título del film) se ve
invadida cada vez más por el sub-relato (el cuento que empieza a contarle el
protagonista a la nena).
Sí,
sí. Para quien haya leído un poco de literatura esto no es nada nuevo. Para
citar sólo dos ejemplos, Borges se encargó de redoblar las apuestas narrativas
con el cambio de punto de vista en “La forma de la espada”, Cortázar logró, con
su mirada lúdica, dotar de una ambigüedad semántica transportadora al cuento
"La noche boca arriba", sólo por nombrar uno. Si nos ponemos a ver
“the fall” con estas expectativas narrativas, nos vamos a decepcionar. En este
caso, la historia es más simple y lineal.
Volviendo
al plano del cine, también podemos decir que este recurso ya lo vimos (recontra
usado, pero nunca agotador) miles de veces. Se me ocurre mucho pensar en “El
gran pez”, con el personaje entrañable del narrador fantástico aventurero.
En la
película de Burton, así como en la de Tarsem (o en “El Laberinto del Fauno” de
Del Toro), el grado de intervención del narrador autodiegético se da de una
forma muy peculiar: una mezcla entre distanciamiento (por las imágenes y
personajes bizarros de la historia de ficción, que los hacen verse grotescos e
irreales) e identificación (con el protagonista del sub-relato, el
enmascarado), que hacen al espectador moverse entre dos lugares, uno de un
compromiso y la mimetización con el personaje, y otro de despliegue fantástico
(que resulta totalmente necesario para amenizar los golpes bajos del contexto
histórico y para restarle al relato ese drama innecesario característico de
Hallmark que tanto nos molestaría). Existe también un juego interesante entre
la mirada inocente de la nena como oyente del cuento, su posterior pasaje de
oyente a protagonista del sub-relato, y la mirada del espectador de estas dos
historias.
Por
cierto, The Fall no podía dejar de estar acompañada por música genial (sinfonía
no. 7 de ludwig van!).
Junio 2011
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