A mí la lluvia

Después de 40 minutos sin encontrar un taxi, Melina juntó coraje y caminó aproximadamente 10 cuadritas bajo la lluvia, con el vestidito strapless volando en el viento, hasta la avenida Sta. Fe.
Al llegar a la Avenida, encontróla inundada. "Qué divertido", se dijo y, con el agua en los tobillos, siguió caminando. "Ya no me gusta", pensó, cuando el agua le llegó a las rodillas y se tuvo que sacar las ojotas porque la presión del agua las iba a romper y, por ende, comenzó a sentir con las plantas de los pies descalzos toooooda la vereda.
"Vamos que llegamos al subte, vamos que llegamos." le decía una de sus voces internas, la aventurera, entre alentadora y burlona.
Al llegar a una esquina, Melina paró. Miró a su alrededor. "Fobia fobiaaaaaaaaaaaaaa!!!" gritaba ahora la vocecita, que había pasado de intrépida a esconderse bajo la falda de alguna parte del cerebro mojado.
"Ja ja ja...." y la respiración se entrecortaba-. "Jaaa, ajjaaajJJjjjjj. JAAAhhhj", Melina empezó a reírse entre espasmos nerviosos cuando el agua le llegó a la cintura y sentía que cosas que no podía ver y no sabía qué eran le rozaban las piernas por debajo del agua.

Qué linda la lluvia, la concha de la vaca.

13 de noviembre de 2009

Comentarios

  1. siguen siendo hermosas, tanto la lluvia como la concha de la vaca...

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